Estas grandes explosiones sabemos que han ocurrido previamente en el planeta, inclusive en tiempos de la humanidad, pero en esos momentos la humanidad no contaba con una dependencia tecnológica basada en energía eléctrica o en telecomunicaciones y formas avanzadas de transporte.
La NASA advierte que el mundo no está preparado para cuando el próximo gran estallido radioactivo ocurra en nuestra estrella, y lo primero que sucederá es que todos nuestros satélites quedarán inoperables indefinidamente, todas las plantas de energía terrestre dejarán de operar, así como todos los sistemas de telecomunicaciones.
Además advierten que en lugares como los EEUU tomará apenas unas horas agotar las raciones de agua potable, unas 12 a 24 horas para agotar todo tipo de comida no enlatada, así como el paro total de sistemas de cloacas, servicios de aire acondicionado y calefacción, servicio telefónico y de Internet, y eventualmente conforme se acabe el combustible nos quedaremos sin transporte y sin ningún medio de comunicación.
En otras palabras, cientos o miles de millones de personas perecerían en pocos días.
Esto en mi opinión es un asunto urgente que debemos desde ahora estudiar y sacar medidas (un “Plan B”) para en caso de que esto ocurra la sociedad pueda sobrevivir de una manera u otra.
Lo peor de todo esto es que estos mega-pulsos de radiación pueden suceder en cualquier momento, inclusive ahora mismo, por lo que verdaderamente estamos jugando un juego de ruleta rusa.
Las cargas eléctricas pueden acumularse en la superficie de los satélites, provocando falsas señales e iniciando procedimientos correctivos que no son necesarios, lo que puede hacer que el satélite cambie de posición o cambie de curso.
Servicios de audio, data y video degradados o interrumpidos
Es común en los servicios que usan satélites para enviar o transmitir datos de voz y video. Sistemas y personas alrededor del Mundo podrán verse afectados por tormentas y llamaradas solares.
Alteración de la órbita de satélites
Las capas superiores de la atmósfera se expanden como consecuencia de su ionización lo cual puede interferir con la órbita de satélites de "baja" altura, la mayoría de estos satélites se usan para la detección de bancos de peces.
Peligro para astronautas y sus instrumentos
Las partículas cargadas de alta energía que son aceleradas y arrojadas desde de las llamaradas solares, son dañinas para cosmonautas y astronautas. Los instrumentos electrónicos en uso en el espacio, aunque en general estos se encuentran a salvo dentro de sus naves o estaciones espaciales. Pero la mayor precaución son las misiones de exploración fuera de la nave, y deberán proporcionar protección y vigilancia para los tripulantes ante las radiaciones solares.
Mala comunicación con satélites
Aún en el caso de los satélites militares y otros equipos más modernos, diseñados para resistir grandes cantidades de radiación y que no se verían dañados por la misma, su transmisión de información a la tierra puede verse afectada en los momentos en que una llamarada o tormenta solar afecte a la Tierra. El uso de modernos componentes cada vez más pequeños hace en algunos satélites ser más susceptibles a la radiación que otros.
Interrupciones del fluido eléctrico en grandes áreas
Los pulsos electromagnéticos pueden sobrecargar los sistemas de energía eléctrica y de alta tensión y provocar grandes interrupciones del flujo eléctrico y también la destrucción de sistemas de transformación de energía, fundamentalmente en grandes sistemas compuestos por la interconexión de múltiples redes de distribución, como ocurrió en Canadá en la tormenta solar de 1987.
Problemas con los radares
Los radares en tierra podrán ser afectados en su funcionamiento, debido al "ruido" provocado por los campos magnéticos emitidos por la tormenta Solar, dejando sus informaciones carentes de valor o incluso con datos erróneos.
Interrupción del servicio GPS
Es cada vez mayor su uso en gran parte de las actividades de navegación, exploración y transporte, tanto a nivel civil como militar en tierra, aire y mar, el uso del Sistema de Posicionamiento Global o GPS para identificar y monitorear automáticamente la posición de un navío, persona o móvil en cualquier punto del globo. Los equipos de GPS dependen en su totalidad de una red de satélites orbitando alrededor de la Tierra, cuyas señales se combinan para determinar y proporcionar la ubicación exacta donde nos encontramos. Si fallan los satélites, como nos muestran los ítems anteriores, los sistemas de GPS estarán incapacitados de proporcionar información adecuada o asistir en la corrección de rumbo, cálculo de distancias, períodos de travesía y ubicación específica en una zona.
Interrupción de señales de radio
Señales de radio de larga distancia pueden interrumpirse como consecuencia de cambios en la ionosfera terrestre. De más esta decir aquellas señales de radio que llegan desde otros continentes a través de emisiones satelitales.
Dificultades con la televisión por cable y vía satélite.
Los problemas arriba mencionados pueden afectar también los satélites de transmisión televisiva los cuales son geoestacionarios,
Se dice que un satélite es geoestacionario, cuando permanece inmóvil sobre un determinado punto de nuestro planeta. Para obtener este efecto son necesarias dos condiciones: que la órbita del satélite se encuentre sobre el plano del Ecuador terrestre, y que el periodo orbital sea sincrónico con la rotación de la Tierra. En otros términos, que el satélite realice una vuelta alrededor de nuestro planeta al mismo tiempo que éste efectúa una rotación completa alrededor de su propio eje. Una órbita realizada de esta manera tiene una altura con respecto al suelo de unos 35.900 km. En las tormentas solares las imágenes de TV suelen quedar congeladas por un breve tiempo.
Problemas con teléfonos celulares y radios portátiles
Que usan la ionosfera para enviar señales de radio, así como aquellos que dependen de satélites para su comunicación.
Posibles problemas con las baterías de los vehículos
Si los campos magnéticos emitidos por las manchas solares son realmente importantes, podrían bloquear las baterías o acumuladores de los vehículos dejando de producir el flujo eléctrico, lo que daría el inmediato detenimiento del mismo.
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