Por Víctor L. Bacchetta, en el semanario Voces (31/5/12)
A 105 kilómetros de la ciudad de Rivera, Minas de Corrales nació en
1878 al instalarse en el lugar la Compañía Francesa de Minas de Oro del
Uruguay, atraída por la fiebre del oro de entonces. Los primeros
pobladores llegaron de Alemania, Francia, Italia, el País Vasco,
Inglaterra, Argentina, Chile y Brasil. El resto de la población era
oriunda del lugar.
La ganadería era asimismo una de las principales actividades. Al ser
declarado pueblo, el 9 de noviembre de 1906, Minas de Corrales estaba
rodeado de excelentes praderas naturales para la cría y engorde del
ganado. El apogeo del oro de fines del siglo XIX y los primeros años del
siglo XX finalizó en 1916, cuando la explotación se tornó poco
rentable.
Al cierre de las minas, la mayoría de los extranjeros partió y la
vida del pueblo decayó. En 1996, una multinacional canadiense,
estadounidense y australiana volvió a explorar la zona. Tras varios
cambios de firmas, la canadiense Orosur Mining inicio en 2003 la
extracción en San Gregorio y en 2004 la extendió al depósito Arenal, 3
km al sureste de aquel.
Según
cifras dadas a publicidad en ese año, Orosur exportaba lingotes de oro
doré (un 70% de oro, más plata y cobre) por dos millones de dólares
mensuales, declaraba un gasto de un millón de dólares y un aporte al
estado de 8.000 dólares en el mismo período. Ya entonces realizaba
trabajos de prospección y exploración en ocho departamentos más.
Orosur se presenta hoy como empresa regional, con una producción anual de 95.000 onzas de oro y “700.000 hectáreas de permisos de exploración”,
de las cuales 600.000 ha estarían en Uruguay y 100.000 ha en Chile. Por
la ley uruguaya, una sola firma no podría retener esa área en títulos
mineros, pero Orosur practica la reproducción en sociedades anónimas
que, consentida por el estado, le permite multiplicar las superficies y
los plazos.
A cielo abierto
La justificación de la minería a cielo abierto es que, cuando el
mineral se encuentra cerca de la superficie, cuesta menos extraerlo
desde arriba que por medio de galerías subterráneas. A este hecho, que
implica además un procedimiento menos riesgoso, se suma el desarrollo de
tecnologías para procesar minerales con bajísimas concentraciones de
metal.
Hoy en día, la ley de corte mínima de un yacimiento de oro (el
porcentaje mínimo del metal que hace rentable su explotación), si se
hace por vía subterránea, es de 1,5 gramos por tonelada (g/tn) y a cielo
abierto es de 0,5 g/tn. Estas cifras nos permiten hacernos una idea
bastante exacta del impacto solamente físico de una mina de oro a cielo
abierto.
Quiere decir que para obtener un gramo de oro en una mina a cielo
abierto se pueden sacar hasta dos toneladas del mineral y a éste volumen
hay que agregarle la roca que envuelve la veta del mineral, que también
es necesario extraer. Por lo general, el volumen de roca que se
descarta al costado del cráter es más de cuatro veces el del mineral
extraído.
Un ejemplo, tomando los datos de Orosur en 2008. En San Gregorio, con
una ley de 2,45 g/tn, produjeron 2819,8 kg (90.668 onzas) de oro,
extrayendo 1:796.608 tn de mineral y 11:458.993 tn de roca. Redondeando
las cifras, la conclusión es que por cada gramo y medio de oro se sacó
una tonelada de mineral y casi siete toneladas de roca.
Esto explica cabalmente el tamaño de los cráteres, de las montañas de
roca y los embalses de relaves (descarte final), así como las
cantidades de explosivos y de energía requeridas para fracturar,
transportar y moler los materiales. Obviando por más conocidos los
impactos físicos y químicos de lo anterior, vamos al método de
separación del oro.
Rol del cianuro
El creciente interés por la explotación de oro se origina tanto en el
alza de los precios del oro (ver gráfica) como en la reciente creación
de métodos rentables para la extracción de oro en yacimientos sumamente
pobres. La cianuración es una técnica para la extracción de oro del
mineral de baja calidad, convirtiendo el oro en iones metálicos
complejos solubles.
Esta tecnología ha venido a sustituir la recuperación del oro por
amalgama con el mercurio, proceso que rescata solo un 60% del mineral,
en comparación con más del 97% obtenido con el cianuro. Según el Gold
Institute, la producción mundial de oro por lixiviación con cianuro
aumentó de 468,284 onzas en 1979 a 9,4 millones de onzas en 1991.
La mayoría de las operaciones que utilizan cianuro son minas a cielo
abierto. Se trituran las rocas del mineral y se les amontona sobre una
plataforma de lixiviación. El tamaño de las pilas y la plataforma
depende de la magnitud de la operación y la técnica empleada. Las
plataformas suelen usar una membrana para tratar de evitar filtraciones.
Una vez que el mineral triturado es apilado en la plataforma, se le
rocía con una solución de cianuro que lixivia (lava y amalgama) las
partículas microscópicas de oro mientras atraviesa la pila. La
combinación de cianuro y oro -llamada solución impregnada- fluye por
gravedad a un embalse desde donde se envía a la planta de recuperación
de metales.
La solución de cianuro sin el oro (“estéril”) se deriva hacia un
embalse como destino final. También son descartados otros materiales
conteniendo metales pesados que se envían a otro depósito de material de
desecho. Todos los embalses de almacenamiento utilizan membranas de
material sintético y/o natural para evitar derrame del cianuro.
Inseguridades
Los embalses son diseñados para impedir filtraciones y resistir
tormentas y crecidas, pero no siempre impiden los desbordes. Las dos
clases más comunes de escapes de cianuro al medio ambiente en
operaciones de extracción por lixiviación son el resultado de:
a) Las membranas debajo de las pilas y los embalses que permiten
filtraciones por diseño inadecuado, defectos de manufactura e
instalación y daños durante el proceso.
b) Desbordes de los embalses de relaves que causan daños a las plantas y a los animales, que entran en contacto con concentraciones letales de la solución de cianuro, y que constituyen una amenaza a largo plazo para las aguas subterráneas.
b) Desbordes de los embalses de relaves que causan daños a las plantas y a los animales, que entran en contacto con concentraciones letales de la solución de cianuro, y que constituyen una amenaza a largo plazo para las aguas subterráneas.
El embalse de relaves de San Gregorio tenía 75 ha (hectáreas) de
extensión y ahora se le agrega un segundo de 47 ha. La
impermeabilización consiste en una base de arcilla y una membrana de
polietileno. De acuerdo con un vocero de la empresa, está “acondicionada para un período de tiempo que excede los cientos de años”. ¿Y luego qué?
“Todas las membranas tienen escapes. Esa es la cosa más
importante a comprender sobre las geomembranas usadas en la minería que
utiliza la lixiviación con cianuro. La única diferencia entre ellas es
que algunas han tenido filtraciones y otras las tendrán”, afirma el investigador B. Reece en su reseña sobre las membranas en la extracción de oro.
El argumento al que recurren a menudo las empresas mineras es que no
existen casos de fatalidades humanas en las minas que utilizan la
lixiviación con cianuro. Esto es lo que los bioquímicos en la teoría
toxicológica denominan “muertos en las calles”. Es decir que, mientras
no haya muertes súbitas de seres humanos, todo está en orden.
Los impactos
La minería a cielo abierto retira la capa de suelo fértil para
explotar los yacimientos de baja calidad del subsuelo. Poderosas
máquinas, explosivos, nuevos insumos químicos y ductos permiten remover
montañas y trasladar el mineral a grandes distancias y en poco tiempo,
dejando expuestos enormes cráteres y depósitos de desechos
contaminantes.
Para que el proceso resulte rentable, el mineral debe abarcar grandes
áreas y estar cerca de la superficie. Se cavan unos cráteres que pueden
llegar a tener cientos de hectáreas de superficie y hasta 400 metros de
profundidad. Los desechos ocupan superficies varias veces mayores que
la de los cráteres y pueden alcanzar una altura de cien metros.
Las operaciones mineras que usan cianuro llevan implícitos altos
impactos ambientales. Los derrames de cianuro pueden matar la vegetación
y afectar la fotosíntesis. En los animales, el cianuro puede ser
absorbido a través de la piel, ingerido o aspirado. Aún concentraciones
muy reducidas afectan los sistemas reproductivos de los animales y de
las plantas.
Una porción de cianuro menor que un grano de arroz puede matar a un
humano adulto. Una dosis subletal puede ocasionar dolores de cabeza,
pérdida del apetito, debilidad, náuseas, vértigo e irritación de los
ojos y del sistema respiratorio. Los obreros suelen tener contacto con
el cianuro en la preparación de la solución y la recuperación posterior
del oro.
El cianuro no es el único tóxico asociado con la minería de oro;
cuando la roca es expuesta a la lluvia y el aire por primera vez, los
sulfuros reaccionan con el oxígeno para producir ácido sulfúrico. Este
ácido libera metales pesados como el cadmio, el plomo y el mercurio,
perjudiciales para las personas y los peces, incluso a bajas
concentraciones.
Expansión
En Rivera la producción de Orosur continúa en San Gregorio y Zapucay,
pero la exploración de oro llega hasta el Cinturón Isla Cristalina, con
perforaciones en Veta Rodrigo y Castrillón, al oeste, y Vichadero,
Cerro Chato, Vaca Muerta y Cortume al este. Y en el resto del país, se
extienden a Soriano, Colonia, Florida, Treinta y Tres, San José y
Lavalleja.
El argumento habitual para legitimar estos proyectos es el aporte de
empleo, pero fuera de Minas de Corrales, que nació y sobrevivió con esas
minas, en el resto de Rivera y los otros departamentos la minería se
enfrenta con propietarios y arrendatarios de explotaciones
agrícola-ganaderas que son afectados apenas entra la minera en sus
campos.
Por otra parte, la historia laboral de Orosur no es una excepción
dentro del rubro, donde los trabajadores son rehenes de las condiciones
de la empresa. Orosur perdió unos litigios por reclamo de derechos
impagos a ex trabajadores y la reacción a posteriori fue imponerle al
personal la firma de un documento renunciando a esos mismos derechos.
Para saber si las cosas se hacen bien, un aspecto fundamental son los
controles estatales, porque son operaciones complejas que no se pueden
valorar a simple vista.
Orosur anunció en marzo último perforaciones en Sierra de Mahoma y en
abril divulgó unos resultados. Por el Decreto 349/505 que reglamentó
las Evaluaciones de Impacto Ambiental, las perforaciones requieren
autorización de la Dinama. Sin embargo, al solicitar acceso al
expediente correspondiente, el organismo respondió que no tiene
información.
Catástrofes
La tecnología minera a cielo abierto y por lixiviación de cianuro ha
provocado en los últimos años graves catástrofes ambientales,
principalmente por rotura de embalses de relaves y derrames tóxicos en
suelos y cursos de agua, en los siguientes países:
Estados Unidos – Mina de Summitville, Colorado, y Mina Brewer,
Carolina del Sur, en 1992; Mina Gold Querry, Nevada, en 1997; y Mina
Homestake, Dakota del Sur, en 1998;
Sudáfrica – Mina Harmony, en 1994;
Guyana – Mina de oro Omai, en 1995;
Bolivia – Mina Comsur, en 1996;
España – Mina de zinc Los Frailes, en 1998;
Panamá – Minera Santa Rosa, El Corozal, en 1998;
Papúa Nueva Guinea – Mina Tulukuma, en 2000;
Rumania – Mina Aurul Bahía Mare, en 2000; y
Argentina – Mina Angela, Chubut, en 2001.
Sudáfrica – Mina Harmony, en 1994;
Guyana – Mina de oro Omai, en 1995;
Bolivia – Mina Comsur, en 1996;
España – Mina de zinc Los Frailes, en 1998;
Panamá – Minera Santa Rosa, El Corozal, en 1998;
Papúa Nueva Guinea – Mina Tulukuma, en 2000;
Rumania – Mina Aurul Bahía Mare, en 2000; y
Argentina – Mina Angela, Chubut, en 2001.
Prohibiciones
La cianuración del oro es el proceso más utilizado pero, los
accidentes y cuestionamientos sociales han llevado a su prohibición en
varios países y territorios:
Alemania – en todo el territorio, desde 2002.
Argentina – en las provincias de Chubut, en 2003; Río Negro, en 2005; Tucumán, La Rioja y Mendoza, en 2007.
Australia – en Nueva Gales del Sur, desde 2000.
Costa Rica, en todo el territorio, desde 2010.
Ecuador, Ciudad Cotacachi, desde 2000.
Estados Unidos – en el estado de Montana, por plebiscito en 1998, ratificado en 2004, y en el estado de Colorado, en los condados de Gunnison, en 2001, Costilla, en 2002, y Summit, en 2004.
Filipinas – en la provincia de Mindoro, 25 años de moratoria, en 2002.
República Checa – en todo el territorio, desde 2000.
Turquía – en todo el territorio, desde 1997.
Argentina – en las provincias de Chubut, en 2003; Río Negro, en 2005; Tucumán, La Rioja y Mendoza, en 2007.
Australia – en Nueva Gales del Sur, desde 2000.
Costa Rica, en todo el territorio, desde 2010.
Ecuador, Ciudad Cotacachi, desde 2000.
Estados Unidos – en el estado de Montana, por plebiscito en 1998, ratificado en 2004, y en el estado de Colorado, en los condados de Gunnison, en 2001, Costilla, en 2002, y Summit, en 2004.
Filipinas – en la provincia de Mindoro, 25 años de moratoria, en 2002.
República Checa – en todo el territorio, desde 2000.
Turquía – en todo el territorio, desde 1997.
El Parlamento Europeo propuso en 2010 proscribir las “tecnologías mineras a base de cianuro y eliminar cualquier apoyo (…) a proyectos mineros que supongan el uso de ese elemento”,
pero el órgano ejecutivo, la Comisión Europea, no lo aceptó. Hay
numerosos emprendimientos paralizados por la oposición de las
poblaciones. Los más conocidos se encuentran en Perú, Argentina, Chile,
México, Ecuador, Honduras y Rumania.
Declaración de Berlín
En el año 2000, se realizó en Berlín un Congreso sobre Minería de Oro
a Base de Cianuro, con la asistencia de expertos de todo el mundo. En
sus conclusiones, conocidas como la Declaración de Berlín, rechazan el
uso de cianuro para la extracción de oro por sus irreversibles daños al
ecosistema. Presentamos fragmentos de esta declaración:
1. El análisis científico crítico (…) demuestra sin lugar a dudas que
la extracción de oro usando cianuro no puede ser aceptada dados sus
daños irreversibles al ecosistema. Las tecnologías seguras que serían
necesarias (como la desintoxicación, la neutralización, la reducción en
la disponibilidad hacia los ecosistemas entre otros metales pesados) son
accesibles solo en forma limitada. No pueden garantizar una minería de
oro segura.
2. El análisis de los ecosistemas en los sitios de operaciones indica
que en zonas tropicales y subtropicales se producen crisis periódicas.
Las tecnologías para reducir el riesgo no son manejables y no pueden ser
controladas. Las roturas de diques, las pérdidas, los accidentes de
transporte (…) y otros accidentes menores muestran en todo el mundo que
las empresas involucradas no actúan con cuidado.
3. El análisis económico indica que las actividades de los
principales productores de oro (…) están concentradas en países pobres y
regiones con bajos costos de producción e insuficientes estándares
legales y de control.
4. El análisis de los efectos sociales sobre las personas y la
situación humanitaria demuestran que no hay efectos positivos en la
extracción de oro usando el proceso de cianuro. Las ganancias de corto
plazo (más empleos) son siempre seguidas de una caída permanente de los
estándares previos.
5. Este balance negativo demuestra que la extracción de oro con
cianuro contradice permanentemente la declaración de Río de 1992.
Destruye a largo plazo las necesidades básicas de la vida y pone en
peligro una alimentación adecuada. Los dineros estatales destinados por
los gobiernos a la promoción de proyectos de minería de oro deben ser
detenidos y, donde sea necesario, las personas afectadas deben recibir
compensación.
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