El máximo pico de la llamarada ha llegado esta tarde y tiene la potencia suficiente como para causar problemas en satélites y redes de comunicaciones.
La tormenta solar que hoy martes golpea la Tierra -su pico máximo ha llegado poco después de las tres de la tarde- ha comenzado a hacerse notar.
Según informa la Administración Nacional de los Océanos y la Atmósfera (NOAA) de EE.UU., algunos vuelos que atravesaban el polo norte han sido desviados de su ruta y otros aviones que volaban en altas latitudes han disminuido el número de pies para evitar los efectos de la potente llamarada, la más fuerte que recibe el planeta desde el año 2005.
El «bombazo» enviado por el Sol, de clase M8,7 -muy cerca de la intensidad máxima- liberará una impresionante tormenta geomagnética que puede causar problemas en los satélites de comunicaciones de órbita polar y dañar las redes de comunicaciones.
De hecho, algunos sensores del satélite ACE de la NOAA, que estudia el viento solar, han sido cegados por la ráfaga y, al menos durante un tiempo, han quedado inútiles.
La tormenta geomagnética ha crecido a lo largo del día. La eyección de masa coronal -la nube de partículas y radiación ardiente expulsada por el Sol- llegó sobre las 15.00 (hora peninsular española) y la actividad geomagnética continuará durante toda la jornada. La NOAA publicará nuevas informaciones a medida que pasen las horas.
Según los datos recogidos por el Centro de Clima Espacial Goddard, de la NASA, la eyección de masa coronal, provocada por la mancha solar 1402, se movía el lunes al menos a 2.253 km por segundo en dirección a la Tierra. No supone un peligro para los seres humanos en la superficie de la Tierra, ya que el campo magnético del planeta (la magnetosfera) y su atmósfera desvían y absorben la energía solar y las partículas.
Radiación a los pasajeros
Sin embargo, su intensidad garantiza espectaculares auroras boreales y también existe el riesgo de que cause daños en satélites, comunicaciones de radio, comunicaciones de misiones científica en el Ártico y refinerías de crudo. La ruta de algunos vuelos ya tenido que ser modificada, ya que las tormentas solares proporcionan una pequeña dosis de radiación a los pasajeros en los vuelos de altas latitudes. Aunque también representan algunos riesgos para los astronautas, la NASA ha informado de que los astronautas en la Estación Espacial Internacional (ISS) no corren ningún peligro.
La tormenta es impresionante para los estándares recientes, pero todavía falta por llegar el apogeo del ciclo solar. «Veremos más tormentas como ésta o incluso mayores a medida que nos acerquemos al máximo solar», explica Michael Hesse, jefe de heliofísica de la NASA en el Centro Goddard para Vuelos Espaciales.
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